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"Pienso, no deseo".

“Un hombre puede cambiarse a sí mismo… Y dominar su propio destino, ésa es la conclusión de toda mente que está completamente abierta al poder del pensamiento correcto” (Larson, 1866-1954).

 

Lo extraordinario o quizá no tanto, más si, característico del hombre, es su celeridad al cambio. Simplemente no puede permanecer inerte. Hay quienes lo agradecen, otros le refunfuñan y se dirigen a empalarse de lo imaginativo, de todo aquello que podrían, pudieron o debieron ser: Dando vista a imaginarios como recayendo constantemente al pasado.

 

Por otra parte, hay de entre tantas razones, una por la que se debería más que agradecer: Pensar. Y, es que, al pensar, el cambio o transformación del hombre dice dirigirse más allá de las ficciones a las que nos sometemos o, tratamos, al menos, de digerir día con día.

 

“Mira, aquel exitoso cantante, ¿Por qué admirarlo cuando puedes ser incluso mejor que el?”, “¿Recaído? Olvídate de esos asquerosos jarabes, ¡Reponte tú mismo!” O… “¿Para qué esperar por la quincena cuando puedes salir desde ahora?”.

 

Si… Suena un tanto absurdo, sin embargo, no esta tan equivocado…

 

Los metafísicos aseguran que nada de lo que ocurre es casualidad o suerte, ellos centran la causa de lo que vivimos de acuerdo a lo que pensamos.

 

“La mente es como una sustancia, casi diríamos como una onda electromagnética generada por el cerebro humano cuyos átomos tienen cargas eléctricas, dinamizadas por el sentimiento, que también es otra sustancia, con lo que ambos elementos concluyen siendo la conciencia de cada ser humano”.

 

 

Incluso, se ha empezado a considerar introducir al mercado farmacéutico “vacunas” contra enfermedades tan complejas como el cáncer. Estas “vacunas” prometerían la prevención como alivio y, aunque su administración y estructura sería propiamente una “simulación”, se concluye que el paciente se concientizaría de esa previsión o mejora al padecimiento y, por lo tanto, se inmunizaría o sanaría.

¿Qué se concluye entonces? Que cada hecho que producimos proviene de esos dos elementos: La mente y el sentimiento; la mente es el vehículo, el sentimiento es el motor, la energía.

Aunque claro, centremos el pensamiento a las posibilidades humanas (No lograrás volar por tus propias facultades, lamentablemente).

 

Independientemente de las críticas o afirmaciones irregulares a esta exposición, se han presentado metodologías en ámbitos como la medicina (Noesiterapia) cuyos resultados fueron satisfactorios en muchos enfermos.

 

Por: Zaira Zambrano
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