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La doble moral y tabú persistente a amamantar en público

 

En protesta y apoyo a Catalina Torres, quien, el pasado 10 de mayo fue echada de la plaza comercial Galerias, trás querer amamantar a su bebé, cerca de 100 madres se dieron cita el 15 de mayo, en la explanada principal de la plaza, para alzar voz a esa discriminación que día con día miles de madres sufren por alimentar a sus bebés en público.

 

Pero, ¿Cuáles son las razones por las que el acto de dar pecho en público sigue resultando incómodo? Que de por si, es verdaderamente contradictorio pues, ¿Por qué no se mirá con el mismo disgusto a los escotes tan prolongados?, ¿Es que a caso algunos desconocen de la función natural de los senos femeninos?

 

La psicóloga argentina especializada en temas de lactancia materna, Mónica Tesone, ha logrado confirmar que, paradójicamente, resulta más sencillo aceptar y asociar a los pechos como un elemento sexual, dando resalte a un "valor estético".

 

"Estamos influenciados por la sociedad que nos rodea y en este caso, priva lo erótico", dice a BBC Mundo.

 

Argentina, México, Estados Unidos, Paraguay y hasta países europeos, han abierto carta a la insensibilidad hacia un acto congénito de la mujer, y es que, varios se escudan bajo argumentos aparentemente "inofensivos" pues, "evocarían" o "sugierirían" por la comodidad de la madre, al alimentar a su bebé en un sitio más privados, no obstante, la realidad no puede sostenerse así, ya que, un bebé hambriento no puede esperar.

"Es mucho más cómodo dar pecho a tu hijo acostada en tu cama, con una buena música, pero eso no existe. Si vas en el autobús y le da hambre, tienes que darle teta, punto", aseguró a BBC Mundo, Cynthia Rodríguez, una madre venezolana que se mudó a Canadá y comparte sus vivencias a través del blog "Mamá en Montreal".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por otro lado, la mayoria, sino es que TODOS, alguna vez nos encontramo, de pequeños, siendo alimentados por nuestra madre y, de seguro, no nos habría agradado en ese entonces, resistir nuestro apetito y dejarnos en llanto, o ser cubiertos por una manta o sueter para comer, que, esto último, nos traslada a otra problemática que inclina, en ocasiones, a las madres a tomar la desición de dar pecho en "cubiertas": Miradas inapropiadas; sin recaer al fastidio, sino al libido.

¿La solución? La educación, aunque una que no parta hacia el morbo.

Por: Zaira Zambrano

Mayo 17/2016

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