

Por: Luis Ruíz
Marzo 7/2016
Abusos sexuales por parte de funcionarios de la ONU
Un informe presentado por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, asegura que hubo 99 nuevas denuncias de abuso sexual por parte de soldados y personal de la ONU en misiones internacionales en 2015, un aumento significativo respecto a los 80 casos registrados en 2014.
Las estadísticas demuestran que Naciones Unidas se parece hoy más a una organización criminal que a un ente supranacional.
A pesar de las múltiples denuncias de crímenes sexuales por parte de tropas de paz y personal de Naciones Unidas en los últimos dos años, como de, un panel independiente que criticó duramente la falta de diligencia de la organización internacional, los abusos continúan.
Investigadores de la organización de defensa de los derechos humanos: Human Rights Watch (HRW) que visitaron República Centroafricana, denunciaron el mes pasado la violación o abuso sexual de al menos ocho mujeres y niñas.

En diciembre del año pasado un panel independiente acusó a Naciones Unidas de grave negligencia en el manejo de denuncias de abuso sexual por parte de soldados y personal en misiones de la misma organización.
La inacción de Naciones Unidas sólo llegó a la prensa internacional tras las revelaciones de un funcionario de la ONU, Anders Kompass, que frustrado ante la inacción del organismo filtró un informe confidencial sobre denuncias de abuso y lo entregó a fiscales en Francia.
Los abusos sexuales confirmados por Naciones Unidas ponen en entredicho las conocidas como “misiones de paz”. Estados Unidos ha pedido repatriar a los contingentes implicados en este escándalo si se demuestra un patrón de conducta generalizado o si los aparatos judiciales nacionales no investigan y sancionan a los agresores. En total Naciones Unidas ha recibido 99 denuncias en diez misiones diferentes, que corresponden a efectivos de 21 países.
Las misiones más afectadas son las de la República Centroafricana y la República Democrática del Congo. La mayor parte de las denuncias señalan a cascos azules encargados de “mantener la paz”, pero también hay un creciente e inquietante número de funcionarios anexos implicados.